jueves, 17 de enero de 2019

Cementerios sin cuerpos


Cada naufragio y cada golpe de mar que se lleva la vida de un pescador dejan detrás un inmenso vacío. Hay familias que necesitan un lugar donde llevar flores, donde recordar a la persona ausente. Pero muchas leyes no permiten crear una tumba donde no haya un cadáver, y de esa necesidad surgieron los cementerios sin cuerpos. No es una idea nueva; los cementerios simbólicos en Chile nacieron en el siglo XVII, tienen sus raíces en las tradiciones de los indígenas lafkenches, que se mezclaron con las de los cristianos criollos.


En su tradición original, había una isla llamada Mocha (mencionada por Herman Melville en su Moby Dick) donde las almas de los muertos llegaban a lomos de ballenas, y desde ahí partían al otro mundo. Luego esos relatos se mezclaron con los que traían los pescadores cristianos. Ambos pueblos habían hecho entierros simbólicos para tener un lugar físico donde visitar a los difuntos, rendirles recuerdo, donde buscar su presencia. 

Los cementerios simbólicos de Chile son los únicos lugares del mundo donde los familiares de los desaparecidos en el mar tienen un espacio material donde dejar flores, mirar una lápida, comentar lo que se quedó sin decir, hacer un poco menos dura la ausencia.

Texto completo en la edición 191 de la revista Acusub: Acusub 191



miércoles, 16 de enero de 2019

El pecio de los congrios de Ibiza


En Ibiza, en mar abierto, frente la bahía de San Miguel, hay un rincón profundo donde reposan dignamente los restos de un pecio del que no se sabe el nombre. Eso no ha impedido que algunos congrios se apropiaran del lugar y lo convirtieran en su resort de lujo, donde habitan, pasean, buscan comida o simplemente viven.

Manel Royo visita la isla desde hace más de cuarenta años, ha buceado por todos sus rincones, realizado miles de fotografías y disfrutado de la claridad increíble de sus aguas, mérito de las grandes praderas de posidonia que también sirven de “parvulario” para muchas de las especies del lugar.


El arqueólogo submarino Marcus Heinrich Hermanns ha dedicado algunas inmersiones de reconocimiento al pecio de los congrios, con las que ha levantado un documento fotográfico de su estado, su perfil, los detalles de su estructura. Esa información y las visitas del fotógrafo Manel Royo han conformado al reportaje sobre el pecio del que nadie sabe el nombre. 

Texto completo en la edición 191 de la revista Acusub: Acusub: 191