martes, 14 de agosto de 2018

La forma del agua: un anfibio encantador



A lo largo de dos horas menos un minuto, el director Guillermo del Toro desarrolla una historia sobre buenos y malos encarnada en los años 60, en unas instalaciones gubernamentales secretas norteamericanas donde tienen recluido a un ser anfibio traído del Amazonas con el que quieren experimentar. 

Doug Jones y Guillermo del Toro 
Ahí, una mujer aparentemente frágil con una enorme capacidad para seguir sus propias decisiones (Sally Hawkins), un ser anfibio fuera de lugar, lleno de curiosidad y con capacidades sanadoras, y un grupo de personajes secundarios magníficamente interpretados. Desde el malo malísimo (Michael Shannon) hasta el vecino que recibe maltrato cada vez que sale del armario (Richard Jenckins), la compañera de trabajo solidaria y anulada por sus propias circunstancias (Octavia Spencer)...

Del Toro realiza un análisis de la sociedad de aquella época mientras desarrolla una historia de amor imposible y da voz a los que no la tuvieron. Al margen de la historia en sí, la creación del film fue una obra de encaje entre los efectos especiales digitales (los justos) y los disfraces (magnífico el actor Doug Jones y su capacidad camaleónica) y complementos reales, que facilitaban el trabajo de los actores. El resultado final arrasó en los oscars.   



Texto completo en la sección Cajón de Buzo de la edición 186 de la revista digital Acusub: Acusub 186