miércoles, 8 de noviembre de 2023

El submarino Nautilus de Julio Verne

 

Julio Verne
Julio Verne (Jules Gabriel Verne, 1828-1905) fue un abogado que se hizo famoso como escritor por incluir en sus novelas inventos o descubrimientos muchos años antes de que fueran reales. En su obra Veinte mil leguas de viaje submarino, la acción transcurría, en su mayor parte, por los fondos marinos a bordo de un submarino llamado Nautilus. Fue publicada por entregas: la primera, el 20 de marzo de 1869 en el Magasin d’Education et Recreation.

Pero aún faltaban más de 30 años para que se patentara un submarino de verdad. Más tarde, el mismo submarino volvería a aparecer en 1875, en su obra La Isla Misteriosa.

La forma del Nautilus mezclaba el clasicismo y una parte futurista muy propia del autor, un hombre que documentaba mucho sus obras y cuidaba todos los detalles técnicos.

El nombre no era inventado. Desde la clasificación de los seres vivos que organizó Linneo en 1758, nautilus es un género de moluscos cefalópodos considerados fósiles vivientes, ya que no han tenido variaciones sustanciales en su anatomía desde hace muchos miles de años, siendo plenamente reconocibles en los fósiles descubiertos.

Modelos previos

Robert Fulton
Verne llamó a su submarino “Nautilus”, igual que el primer submarino de hélice del mundo, creado en 1800 por el ingeniero norteamericano Robert Fulton por encargo del mismo Napoleón Bonaparte. Muchas de sus características aparecieron en la novela, a las que se añadieron otros inventos y un grado de inventiva propia de Verne.

Su tiempo de inmersión no superaba los 30 minutos, y llegó a los 7 metros de profundidad y 400 metros de recorrido. Tuvo tanta fama ese invento, que en la época de Verne, “nautilus” era considerado sinónimo de submarino.

Jacques-François Conseil, amigo personal de Verne, probó en1858 un prototipo de submarino (El Pilot) en el que ya se incluían algunos de los inventos que después salieron en la novela.

Verne también aplicó a su navío los inventos de un sumergible francés (El Plongeur), que conoció en la Exposición Universal de 1867.

 

Composición del Nautilus

El Nautilus de Fulton era aerodinámico, con arandelas de hierro cubiertas de planchas de cobre. Se sumergía gracias a un depósito de lastre que se llenaba y vaciaba de agua. En el primer ensayo de la nave, se movía con un mecanismo manual de hélice. Disponía de un tubo que sobresalía en superficie para reciclar el aire del interior. Sus armas de defensa eran unas minas marinas que se liberaban a través de un cable.

Submarino de Robert Fulton 

 

Tenía dos cascos separados por compartimentos de lastre. Su velocidad máxima era de 50 nudos (92,5 km. por hora, una velocidad increíble para la época). Podía sumergirse 16.000 metros (en la novela). Disponía de una torreta desde la que el piloto gobernaba la nave y controlaba un reflector que iluminaba un kilómetro alrededor de la nave.

Pesaba 1.356,48 toneladas y disponía de un espolón triangular de 2 metros de lado. Se propulsaba con una hélice de 6 metros de diámetro y 7,5 metros de paso. Tenía tres tanques de lastre para inmersión y dos anclas, a babor y estribor.

Submarino eléctrico

En la novela de Verne, el propio capitán Nemo (cuyo nombre real era Príncipe Drakkar) explicaba al profesor Pierre Aronnax los detalles de la nave y su técnica de propulsión: “Como ve, es un cilindro muy alargado, de extremos cónicos. Tiene, pues la forma de un cigarro, la misma que ha sido ya adoptada en Londres en varias construcciones del mismo género”.

Interior submarino Nautilus

Después detalló las medidas: "De extremo a extremo, 70 metros, y su bao, en su mayor anchura, es de ocho metros. El Nautilus se compone de dos cascos, uno interno y otro externo". Un bao es una viga transversal que se apoya en las cuadernas y sirve para sujetar la cubierta y darle rigidez al casco.

En la época que se publicó la novela la navegación era a vela, y la gran novedad era el motor que propulsara la nave. El capitán Nemo informó al profesor Aronnax que esa nave de 1.500 toneladas se impulsaba con electricidad. Pero los conocimientos de electricidad de la época no podrían desplazar ese peso. Y en la novela, el Nautilus recorre 80.000 km. por todo el globo.

Baterías marinas

Fotograma del film

Nemo continuó explicando: “De la notable cantidad de cloruro sódico del agua de mar extraigo el sodio. Mezclado con el mercurio forma una amalgama que sustituye al zinc en los elementos Bunsen. El mercurio no se gasta nunca, sólo se consume el sodio, y el mar me lo suministra continuamente. Además, las pilas de sodio son las más enérgicas y su fuerza electromotriz es doble que las de zinc”. En la novela, esas baterías también son usadas para almacenar el aire de superficie en depósitos. Es lo que permite su permanencia en profundidad.

En la época de Verne existían esas baterías, pero con un uso muy limitado Sólo se harían populares después de la publicación de la novela.

La Ría de Vigo y el capitán Nemo

En una parte de la novela, el submarino llega al lugar de donde extrae las riquezas necesarias para financiar sus actividades. Ese lugar era la Ría de Vigo, en Galicia, donde la leyenda sitúa uno de los mayores tesoros hundidos de todos los tiempos. Según la novela, llegó el 18 de  febrero de 1868.

El origen de ese tesoro es histórico: El 24 de julio de 1702, una flota compuesta por 57 buques parte de Cuba con destino a Cádiz. Pero Felipe V ordena en secreto que su destino sea Pasaia, en Guipúzcoa. Quería evitar el robo de su cargamento, 108 millones de piezas de oro y plata, además de otras riquezas. Era el mayor envío de tesoros desde las colonias de Ultramar. Todo iba bien hasta que un pequeño destacamento inglés que patrullaba cerca de Fisterra los descubrió, y la flota tuvo que refugiarse en la ría de Vigo con idea de descargar su carga y enviarla por tierra a la Corte.

Batalla de Rande

Empezaron a llegar el 21 de septiembre. Y a partir de ahí, la historia se emborrona con la leyenda, el misterio y la falta de datos. Por un lado, quien dice que sí se pudo descargar la mercancía. Quien dice que no dio tiempo antes de que llegara la armada anglo-holandesa. Se produjo la Batalla de Rande, una parte de la flota fue capturada y otra fue hundida por sus propios navegantes para evitar la captura.

De ahí, las leyendas: Los españoles diciendo que los ingleses no se pudieron llevar nada. Los ingleses diciendo que se lo llevaron todo. Felipe V diciendo que todo se hundió y se perdió, para evitar reclamaciones. Los franceses diciendo que sí, que todo se perdió para presentar reclamaciones a Castilla y cobrar algo. El 6 de noviembre de 1702 el último de los ingleses abandonaba la Ría de Vigo. Y el tesoro de Rande entró en la leyenda.

Aparato Rouquayrol

En la época de Verne la historia del tesoro generaba mucho interés. Él se inspiró en los equipos de los buceadores de esa época para recrear la equipación de los personajes de su novela. Y lo relata así: “Pues bien, señor Aronnax, estamos en la bahía de Vigo. ¿Podría usted imaginar que el mar contuviera tantas riquezas?”

Curiosamente, Julio Verne no había estado en Vigo cuando publicó su novela, pero sí estuvo en julio de 1878 a bordo de su yate Saint Michel III para refugiarse de una tormenta, y en 1884 por una avería del motor del mismo navío. Ya era famoso, le agasajaron y le gustó el lugar: en sus estancias participó en procesiones, asistió a verbenas y a la fiesta de la Reconquista. Vigo todavía lo recuerda con una escultura y múltiples actividades.

Monumento a Julio Verne en Redondela
Verne estaba al corriente de las actividades de Felipe Hipólito Magen, que realizaba incursiones en los fondos vigueses con las tecnologías de la época buscando el famoso tesoro. En algunas escenas de la novela, el profesor Aronnax observaba a los buceadores del Nautilus equipados con sistemas de respiración asistida Rouquayrol y lámparas subacuáticas Ruhmkorff (ambas reales), mientras desenterraban cofres de tesoros.

Julio Verne siempre insistía en que no había inventado nada, sino que expandía ideas e inventos que ya existían. También se dijo que sus conocimientos provenían de su pertenencia a la masonería, lo que le permitía el acceso a información reservada.

Declaración del Capitán Nemo: “El mar es todo. Cubre siete décimas partes del globo terrestre. Su aliento es puro y sano. Es el inmenso desierto en el que el hombre nunca está solo, pues siente latir la vida a su alrededor. El mar es el vehículo de una existencia prodigiosa y sobrenatural. Es movimiento y amor, es el infinito hecho vida”.

Video del interior del submarino Nautilus (ingles, 5 min.): https://www.youtube.com/watch?v=Bvzausl8Nt8

Fotos: BBC, El mundo, El Faro de Vigo, Archivo

 ****Este reportaje completo fue publicado en la edición 243 de la revista digital Acusub. Para descargarla libremente: Acusub 243