sábado, 21 de octubre de 2023

Anne, la de los mil besos

 

Anne es el maniquí  de las prácticas de salvamento que todo el mundo besa para salvarle la vida. Su cara tiene una historia y un misterio. A finales de 1880 apareció un cuerpo flotando en el Sena, en el Quai du Louvre de París. No era raro encontrar cadáveres en el río: Entre accidentes, suicidios y asesinatos, el rio era el último lugar de mucha gente a lo largo de todo su recorrido, muchos kilómetros antes de París. Y este cuerpo era uno más, lamentablemente de una chica joven. No llevaba nada que la pudiera identificar ni tenía señales de violencia, por lo que se presumió que había sido un suicidio y que había ocurrido en la misma ciudad, porque el cadáver estaba en buen estado y no debía llevar mucho tiempo sumergido.  
Quai du Louvre

A todos los tenía impresionados la expresión serena de su rostro y su sonrisa dulce. El patólogo de la morgue dictaminó que debía tener unos 16 años y encargó al taller Lorenzi, del barrio de Arcueil, un molde en yeso de su cara para exhibirla en las dependencias policiales por si alguien la reconocía. Se la llamó “la inconnue du Seine” (la desconocida del Sena). Y ahí empezó su leyenda.

Se convirtió en tema de conversación en las tertulias bohemias. Albert Camus filosofaba sobre su sonrisa y el sentido de la muerte en su expresión feliz. Se fotografió el molde original, se extrajeron nuevos moldes, se afinó su expresión sin modificarla y se colgaron reproducciones en las paredes de media Europa, como una Mona Lisa ahogada.

Elisabeth Bergner

En la obra sobre el suicidio El Dios Salvaje  se comentó que llegó a ser una moda en la juventud bohemia germana y que según Han Hesse, se había convertido en el ideal erótico de la época e inspiró la imagen de la actriz alemana Elisabeth Bergner, aunque esa  influencia terminó cuando apareció Greta Garbo.

Surgieron leyendas sobre su vida. En una de ellas se contaba la vida de dos hermanas gemelas de Liverpool, una de las cuales tuvo una aventura con un hombre rico con el que marchó a París, sin que se supiera nada más de ella. Su otra hermana fue de vacaciones a la Ciudad de la Luz y vio la máscara en un escaparate, reconociendo a su hermana desaparecida y joven, mientras que ella había envejecido.

La Inconnue en la literatura

Richard Le Gallienne

En el ámbito inglés, en 1899, Richard Le Gallienne la incluyó en su obra The Worshipper of the image (El adorador de la imagen) en la que un poeta inglés se obsesiona con la máscara, desencadenando la muerte de su hija y el suicidio de su esposa. A finales del siglo  XX, D.J. Wiseman utilizó su imagen en la portada de su obra A habit of Dying (La costumbre de morir). 

En el mundo alemán tuvo una gran acogida.  Rainer Maria Rilke en 1910 en su obra Los cuadernos de Malta habló de ella: “El moldeador que visito todos los días tiene dos máscaras colgando al lado de su puerta. La de una joven que se ahogó, que alguien copió en la morgue porque era bella, porque aún sonreía, porque su sonrisa era tan engañosa”.

Rainer Maria Rilke

Erns Benkard publicó en 1926 El último rostro, una recopilación de 126 máscaras mortuorias. Describió a la Inconnue como “una delicada mariposa para nosotros que, despreocupados y eufóricos, revoloteamos frente a la llama de la vida quemando nuestras finas alas”.

Apareció en 1931 en la obra L’inconnue de la Seine, de Hertha Pauli,  en 1934 en la de Odon von Horvath, inspirada en la primera, y en 1936 en la de Claire Goll, todas prácticamente con el mismo título.

También figuró en Las incógnitas, obra escrita en 1934 por Reinhold Conrad Muschler. En ella se narra la historia de una huérfana provinciana que se enamora de un diplomático y se suicida en el Sena cuando él vuelve con su novia. La narración fue llevada al cine en 1936.

Vladimir Nabokov

Entre los autores rusos, Vladimir Nabokov (el autor de Lolita) le dedicó un poema en 1934. Entre los americanos, Chuck Palahniuk la incluyó en su obra Exodus (2005), mientras que John Straley escribió una novela de misterio en la que existía un club llamado  La desconocida del Sena, donde acudían los enfermos terminales que querían finalizar sus días. 

 En Francia, Maurice Blanchot tenía una de las máscaras de su cara, y la describió como “una adolescente con los ojos cerrados, pero invadida por una sonrisa deliciosa, afortunada, que hace creer que ella murió en un momento de extrema felicidad”. Jules Supervielle le escribió un relato, y hasta fue protagonista en la novela Aurelien (1944) de Louis Aragon. En el ámbito de la fotografía, Man Ray contribuyó en la década de los 60 a perpetuar su fama, tanto al fotografiar la portada del libro de Aragon como en el estilo personal que imprimía a sus retratos. 

Resusci Anne

Peter J. Safar nació en Viena (1924-2003). Hijo de médicos sufrió los avatares de la segunda guerra mundial (su abuela era judía), pasó por un campo de concentración, trabajó como paramédico para heridos de grandes quemaduras, y después de muchas vicisitudes conoció la obra de William Kouwenhoven, quien aseguraba que con compresiones externas sobre el pecho se podía producir una circulación cardíaca artificial. Estudió su obra y la sumó a sus propios conocimientos.  

Asmund Laerdal 
En 1955 Asmund Sigurd Laerdal, (1914-1981) un fabricante de juguetes noruego, famoso por el plástico suave que usaba en sus piezas, salvó la vida de su hijo de cinco años sacándolo del agua y despejando sus vías respiratorias a fuerza de soplidos. 

Safar coincidió con  Laerdal en un congreso y le pidió que creara un muñeco para las prácticas de una nueva técnica de resucitación a la que llamaron Reanimación Cardio-Pulmonar (RCP). Tenía que ser una pieza de plástico suave para combinar compresiones en el pecho con el soplido (poéticamente lo llamaron beso de la vida). 

Laerdalmotivado por el recuerdo del accidente con su hijo, creó el torso de un maniquí con una apariencia muy natural. Pensó que una cara de hombre podría causar rechazo o pudor entre los hombres que le hicieran el boca a boca, así que decidió que tuviera cara de mujer, y pensó en la máscara que adornaba la pared de la casa de sus abuelos, la Inconnue. El muñeco pasó a llamarse “Resusci Anne”, más brevemente, “RCP Annie”.


Anne y Michael Jackson

Michael Jackson

En 1987, en los estudios Westlake de Hollywood, Michel Jackson estaba grabando el disco “Bad”. Curioseando por el almacén mientras perfilaba una canción encontró un maletín de primeros auxilios. Lo abrió, encontró el muñeco y unas instrucciones que empezaban preguntando “Anne, are you ok?” (Ana, estás bien?), que es el primer paso del protocolo de socorrismo, comprobar si está consciente. Michael lo usó como clave para la melodía que tenía in mente y escribió “Smooth criminal”.


El misterio

Pese a la historia mil veces repetida, hay quien cree que el rostro de Anne no corresponde a una persona muerta. Los policías de la brigada fluvial de París comentan que los ahogados no suelen tener una expresión plácida, suelen estar hinchados y se ven mal. Incluso los suicidas, en el último momento, tienen instinto de supervivencia, luchan por su vida y eso se refleja en su expresión.  

Sea como fuere, la desconocida del Sena sigue recibiendo en su dulce sonrisa los besos de miles de socorristas que quieren salvarle la vida. 

---- Agradecimientos: A Joan Font, por ceder la Anne de su escuela de buceo para la realización de este reportaje.

-------------------------------------------------------------

Este reportaje fue publicado íntegro en la edición 131 de la revista digital Acusub. Para descargarla libremente: Acusub 131