Antes de que existieran congeladores y frigoríficos
combi, la gente de la mar sometía sus
capturas a secados, salmueras y distintas formas de conservación para poder
disponer de comida guardada en tiempos de escasez. El paso siguiente era inventar
la forma de desalarlo para que recuperara su textura, y a partir de ahí, una
gran creatividad para conseguir las mejores recetas.
Al margen de su interés alimenticio, el
pescado seco llegó a tener un interés religioso: algunas creencias imponían restricciones
temporales al consumo de carnes, y en esas épocas eran sustituidas por pescado
seco traído de lugares lejanos, fácil de transportar y de conservar.
En las Pitiusas,
un pequeño archipiélago (Ibiza, Formentera y algunos islotes) dentro de
las Islas Baleares, se mantiene una
tradición secular con detalles propios, convertida ya en un importante reclamo
turístico, cultural y gastronómico.
Formentera
es una pequeña isla de 83 km.2 con poco más de 12.000 habitantes,
que mantiene su tradición bajo un nombre propio, Peixsec. La pesca se
realiza de forma artesanal desde una barca de madera (llaut) de 7 m. de eslora.
Las capturas (rayas, musolas o cazón) siempre son de tamaño adulto, algunos hasta de
30 kg. de peso. Se mantienen en hielo 48 horas (para destruir posibles
parásitos). Siempre se escogen especies que tengan cartílago, que se procesan
mucho mejor que las que tienen espinas.
Manel Royo, fotógrafo y visitante habitual de las islas ha contactado con los que mantienen viva la tradición en Ibiza para la realización de este reportaje.
Texto completo en la sección Cajón de Buzo de la edición 196 de la revista Acusub: Acusub 196
Pulpos secándose en Ibiza -1980 |