Hace dos mil años, la costa catalana que hoy
se extiende en larguísimas playas doradas era zona de marismas (de ahí su
nombre, Maresme). Eran tiempos de
poblados íberos, de invasiones romanas y de guerras púnicas. Y también eran
tiempos de comercio, de llevar el vino de Baetulo
(Badalona) a los clientes adinerados romanos de la ruta que finalizaba en
Narbona. Los poblados de esa zona estaban en el interior de las marismas, protegidos
del embate del mar.
La navegación y la exposición del Museo de Arqueología de Barcelona fueron el tema del Cajón de Buzo de la edición 171 de la revista Acusub: Acusub 171
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