
Los ojos permiten a los peces ver lo que les rodea. Pero
cuando viven a grandes profundidades o
en entornos turbios, sus ojos han desarrollado unas células capaces de
distinguir los colores que no se ven con
la luz del sol, los que están en la gama de los ultravioletas y los
infrarrojos.

Esa también es la causa de que hayan desarrollado unos patrones en su piel en esos tonos, que activan a voluntad y
que sólo son visibles por sus congéneres, evitando que los vean los
depredadores.
Y por si no fuera suficiente adaptación, otros peces han
desarrollado biofluorescencia, un patrón luminoso (no es bioluminiscencia) que
siempre está activo y se ve en la oscuridad absoluta.
Texto completo en la
sección Cajón de Buzo de la edición 194 de la revista Acusub: Acusub 194.
No hay comentarios:
Publicar un comentario