martes, 22 de agosto de 2023

Bucear en ciudades sumergidas del Atlántico

El océano Atlántico ocupa una superficie de 82 millones de km2,  el 20% de la superficie del planeta. Su nombre proviene del titán Atlas de la cultura griega, propietario de todas las columnas del mundo que soportaban el peso del cielo, entre las que estaban las dos de Hércules que abrian paso desde el mar  Mediterráneo a ese espacio de agua sin fin. 

Acoge bajo sus aguas el 26% de las tierras sumergidas, va del polo Norte a polo Sur a lo largo de 14.700 km., con una anchura máxima de 11.800 km. Tiene una profundidad media de 3.646 metros, siendo su punto mayor la fosa de Puerto Rico, a 8.605 metros. Todo ello le da un volumen de más de 354 millones de km3 de agua salada.

Cuba - Mega- Guanahacabibes
Es el océano más joven del mundo, sólo tiene 200 millones de años. Baña las costas de varios continentes: América de Norte y del Sur, Europa y África. Su inmenso tamaño era la frontera entre las culturas de sus costas, hasta que los progresos en la construcción de barcos y el conocimiento de las corrientes llevaron a los habitantes del llamado Viejo Mundo hasta las costas de lo que ellos llamaron Nuevo Mundo. De ahí a la mezcla cultural y al levantamiento de ciudades costeras que, tiempo después, acabaron bajo las aguas. Y que ahora son un tesoro cultural y un atractivo para el buceo.


En Cuba, Mega, en Guanahacabibes.

Cerca de la península de Guanahacabibes, en la provincia cubana de Pinar del Rio, se descubrieron en 2001 unas estructuras de piedra simétricas que conformaban un entramado urbano de unos 2 km2, a una profundidad entre 600 y 750 m. 

Paul Weinzweig y Pauline Zalitzki
El hallazgo se debió a la ingeniera marina Pauline Zalitzki, propietaria junto a su marido Paul Weinzweig, de la empresa canadiense Advanced Digital Comunications. Estaban realizando unas labores de exploración y sondeo en colaboración con el gobierno cubano. 

M. Iturralde-Vinent
Las imágenes fueron analizadas por Robert Ballard, el oceanógrafo que descubrió los restos del Titanic, del acorazado Bismarck y del navío Lusitania. Comentó: “Es demasiado profundo para haber sido humano. ¿Cómo llegó hasta allí? Esto podría ser simplemente un borrón del sonar. Esperaremos a tener más datos”. Algunas hipótesis apuntan a que Cuba pudo estar unida a la península del Yucatán mediante una península urbanizada que se hundió.

Consideraron que esas estructuras habrían tardado unos 50.000 años en alcanzar esa profundidad. El geólogo marino Manuel Iturralde-Vinent comentó: “50.000 años atrás no había capacidad arquitectónica en ninguna de las culturas que conocemos para construir edificios complejos” Otro especialista añadió: “Las estructuras están fuera de tiempo y fuera de lugar”. Y sin que nadie la nombrara, la Atlántida quedó flotando en el ambiente.

Video con la entrevista a la ingeniera Pauline Zalitzki (9.40’): https://www.youtube.com/watch?v=KzRVTdPabDo 

En Jamaica, Port Royal.

En el s. XVII, Port Royal era la capital de la isla de Jamaica, fundada por los españoles en 1518. Frente a la bahía de Kingston había una larga lengua de arena de 18 millas conocida como Palisadoes, que los marineros usaban para carenar sus galeones. Y ahí fundaron la ciudad. En 1600 ya se la consideraba una de las ciudades más grandes del Nuevo Mundo, y su cercanía a Jamaica la convirtió en uno de los puertos comerciales más importantes del Caribe.

Tenía una gran actividad, un lugar definido como “el pueblo más malévolo de la cristiandad”… En 1655 cayó en poder de los ingleses, y como estaba en zona de españoles, el gobierno británico repartió patentes de corso para que lo piratas se asentaran en la isla y la protegieran. Estos se dedicaron a atacar barcos españoles y franceses. La ciudad llegó a tener 6.500 habitantes y 2.000 edificios, muchos dedicados a los juegos de azar, bebidas y prostitución.


El gobernador Henry Morgan cambió los intereses comerciales de la ciudad, de la piratería al comercio de esclavos, hasta el punto de que fueron ahorcados 41 piratas en un mes.

El 7 de junio de 1692, un terremoto de magnitud 7,5 hundió la barrera de arena sobre la que se asentaba la ciudad, y el siguiente tsunami arrasó gran parte de lo que quedaba, aunque no la destruyó. Murieron más de 1.000 personas, la mitad de la población total. Edmund Heath, un superviviente, relató: “La tierra se abrió y tragó mucha gente delante de mí y el mar se levantó como un muro y supe que era imposible escapar”. La capital fue trasladada a Kingston, aunque los restos de Port Royal fueron reconstruidos. Un incendio en 1704 y varios huracanes arrasaron lo que se había reconstruido. La ciudad quedó bajo las aguas entre 6 y quince metros. 

El 14 de enero de 1907 otro terremoto hundió una porción más de la barrera de arena, sumergiendo con ella otra parte de la ciudad. Actualmente lo que permanece en pie, con unos 2.000 habitantes, es un sencillo pueblo de pescadores.

La parte sumergida es considerada un importante sitio arqueológico submarino del hemisferio occidental. En la web de la Unesco se detalla: “Muchos de los materiales que se encuentran en la ciudad submarina de Port Royal se encuentran tal como originalmente estaban siendo usados o donde fueron almacenados. Sartenes de hierro fundido y ollas en el hogar con madera carbonizada, pilas de platos de peltre, que cayeron de su espacio de almacenamiento debajo de las escaleras, restos de barriles que contenían la basura del día, incluidos los recortes de la barba y el pelo de un hombre en una zona del patio, muchas cerámicas en el lugar en que cayeron…”

Video de buceo en Port Royal (3,54’): https://www.youtube.com/watch?v=E0rlWUajv34

En Venezuela, Nueva Cádiz.

Nueva Cádiz fue la primera ciudad levantada por los españoles en la costa de Cubagua, en Venezuela, después del tercer viaje de Colón. Empezó siendo un emplazamiento temporal sin nombre para la explotación de las pesquerías de perlas, en las que se empleaban trabajadores nativos como buceadores para la recolección de ostras. En 1520, una insurrección indígena trajo el abandono de la isla. En 1526 volvió a ser ocupada, con el nombre de Villa de Santiago de Cubagua. En 1528 ya se le concedió el rango de ciudad, con el nombre de Nueva Cádiz. En 1535 ya tenía una población estable de 1.500 personas. Sin embargo, la sobreexplotación de los ostrales la estaba arruinando. 

 Para la extracción de ostras se trajeron buceadores esclavos africanos. Las ordenanzas recogían que la pena por robar una perla era ser azotado, si volvía a robar se le cortaban las orejas y era abandonado. Los fallecidos se echaban al mar, lo que atraía tiburones y al final fue prohibido en 1537. Todos los que trabajaban con las perlas debían ir desnudos, para que no pudiesen ocultar ninguna.

En 1541 un terremoto hundió bajo las aguas la mayor parte de la ciudad. Dos años después, en 1543, un huracán destrozó lo que quedaba de la ciudad. Ambos fenómenos habían destruido la mayor parte de los ostrales, que se sumó a la alta mortandad de los indígenas por las pésimas condiciones de vida, lo que llevó a que la ciudad fuera abandonada. 

Bucear en las ruinas de Nueva Cádiz (2,19’): https://www.youtube.com/watch?v=T1zPlZyzfwM

En Inglaterra, Lyonesse y el rey Aturo


 En la costa británica del océano Atlántico, la cultura y la leyenda sitúan la tierra de Lyonesse, donde se ubicaba el legendario Camelot.

Lyonesse era una isla situada frente a las costas de Cornualles, entre las islas Sorlingas (Scilly). Era un rincón de buen clima y buenas cosechas, con una población estable. Desapareció bajo las aguas del océano en la misma época que la muerte del rey Arturo, el siglo VI.

William Borlase, historiador de la zona, indicó en 1753 que en las islas Sorlingas se veían hileras de piedras que parecían tapias de construcción humana que se deslizaban bajo las aguas. Unas investigaciones del s. XX propusieron que fueran divisiones de campos de la Edad de Bronce, pero los datos geológicos no lo corroboran. Sin embargo, en otras islas de ese archipiélago si se observan cabañas y tumbas parcialmente sumergidas por el mar en tiempo de los romanos, e incluso los escritores clásicos hablan de Sorlingas  como una sola isla que se partió en el siglo IV. 

Richard Carew (1555-1620) fue el primero en identificar la zona como la de la leyenda del rey Arturo. También la cita William Camden en su tratado de 1962 sobre Cornualles: “Lyonesse existe sumergida en el espacio entre Land’s End, extremo sureste de Inglaterra, y las islas Sorlingas”.  De hecho, en ese punto hay un grupo de rocas al que llaman las Siete Piedras, que delimitan un espacio conocido como Vivienda, del que se extrajeron puertas y ventanas.

Aseguran que en un día de mar calma, desde cualquier barco se pueden observar restos de lindes de campos, que son más evidentes en marea baja a lo largo de las arenas de Flats Sampson, entre las islas de Tresco y Sampson.

La leyenda asegura que la ciudad quedó bajo las aguas el 11 de noviembre de 1099, cuando el nivel del mar subió tanto como para engullir pueblos enteros.

Tanto Lyonesse como el rey Arturo están rodeados de brumas que dificultan el conocimiento real de su existencia, aunque la Historia ya ha demostrado muchas veces que detrás de las leyendas suele haber alguna verdad. Sea como sea, las rocas de Lyonesse tienen suficiente atractivo como para adjudicarles una historia…


--Este reportaje fue publicado en la revista digital Acusub en su edición 209, dentro de la sección Cajón de Buzo. Para descargara libremente: Acusub 209

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